Como una muestra de amor infinito por la humanidad, aproximadamente desde el año 2001 empezaron a llegar esos seres maravillosos y llenos de paz que se llamaron NIÑOS CRISTAL. Para nuestra fortuna, todavía siguen llegando.
Hoy escribo pensando en ellos. Especialmente en una chiquita de grandes ojos y pocas palabras, y Samuel, un ser sensible y amoroso, y por supuesto, mi SIMÓN!
Cuando veo ese chiquillo tranquilo, de mirada profunda y serena, que parece no interesarse por el mundo material, que socializa poco y habla poco, que incluso ha tenido lo que llaman "retraso" en el desarrollo del lenguaje, que vive en su propio mundo pero se duele en el alma de la injusticia humana, entonces comprendo que estoy frente a un niño cristal.
Es ese que dirían las abuelas "juicioso", que no da que hacer, que no hace travesuras ni molesta, pero que en el fondo inquieta a sus padres, abuelos y educadores, porque no parece estar allí presente de verdad, que parece fragil interiormente. Ellos están bien, muy bien, porque su tarea fue venir a sembrar paz, a enseñarnos a mirar hacia nuestro interior, a hablar menos y sentir más, a interpretar una mirada. Sin embargo, los adultos preocupados por ellos, porque pensamos que algo no está bien, empezamos a acudir a pediatras, psicólogos, neurólogos y neuropsicólogos, quienes aplican baterías de pruebas y generalmente después de muchas vueltas, no logran entregar un diagnóstico acertado, y menos aún (en la mayoría de los casos) RESPETUOSO. Algunos son medicados, intentando que su estado cambie, como si fuera alguna enfermedad o un trastorno ser un niño tranquilo y amable. Otros son también aislados por los propios adultos que les rodean, por temor a que sean criticados, burlados, agredidos, etc.
Lo cierto es que estos seres tienen toda, toda, TODA la fuerza interior para ayudarnos a conectarnos con nuestra esencia, se les dice cristales por su transparencia, entre otras cosas. Ellos no vienen a conectarse con todos los seres humanos, porque si se conectan con ellos y el mundo que les rodea, entonces van a perder su tarea; es por eso que tampoco hablan mucho, porque muchas palabras indica menos escucha, tienen necesidad de estar en contacto con la naturaleza, de caminar descalzos en el pasto, abrazar un árbol... cuando conectan con alguien en especial, entonces logran sentir sus emociones, sentimientos y hasta pensamientos... Son muy, muy inteligentes, ellos pueden encontrar su propia forma de aprender, decepcionando a los adultos que intentan enseñarles de una sola forma.
Ellos necesitan un entorno tranquilo y amoroso, pero ante todo, personas que los AMEN Y ACEPTEN como son, porque no son raros, ni están enfermos, todo lo contrario, están más sanos que nosotros y vienen a ayudarnos a curarnos de la enfermedad del Miedo.
No podemos seguir señalando, criticando o aislando a un Cristal, ellos son maravillosos y necesitan nuestro amor, que nos sentemos frente a ellos y mirándolos a los ojos, les digamos de corazón: "Bueno, qué puedes enseñarme hoy?"
Con amor,
LUZ NERY CORTÉS G.
Terapeuta/educadora
Coordinadora Liceo Montessori Home&School
Con amor,
LUZ NERY CORTÉS G.
Terapeuta/educadora
Coordinadora Liceo Montessori Home&School
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