En años anteriores, cuando éramos niños,
nuestros padres solían tener una expectativa con respecto a nuestro futuro; era
tanto, que en ocasiones prácticamente ellos tenían definido lo que sus hijos
estudiarían, el lugar y la profesión que llegarían a ejercer. Esta posición
rígida dio origen a una generación de hijos que se sintieron presionados,
exigidos, sin mucha libertad y en su mayoría, frustrados e insatisfechos, ya
que no podían tener libertad para elegir ni para desarrollar sus talentos y
deseos.
Esos hijos frustrados, crecieron, se
convirtieron en padres y entonces decidieron que esa historia no la repetirían
sus hijos jamás! Y se dieron a la tarea de ser diferentes. Afortunadamente se
generó en ellos una consciencia donde entendimos que hay que valorar y
respetar, e incluso aprovechar los talentos, habilidades, expectativas que cada
ser humano trae consigo y permitir que se explore, dando libertad y confianza.
Sin embargo, al observar las estadísticas y
las realidades, encontramos que cada vez hay una cantidad más alta de niños “estresados”.
Aterradoramente encontramos niñas con gastritis a los 8 años de edad, niños con
migraña a los 9, con dificultad para dormir por preocupaciones desde los 7 u 8
años… Y entonces no entendemos! Cómo es posible si los padres ahora son tan
flexibles y comprensivos? Nuestros hijos no viven la misma presión que vivíamos
nosotros cuando éramos niños y aun así, evidencian una cantidad de “males” que
nos hacen pensar que no están disfrutando, que no son felices y que al parecer,
nos dicen que no estamos haciendo bien la tarea de ser padres…
Como educadora, facilitadora y coordinadora
de una fundación para niños y niñas, tengo contacto directo todos los días con
niños, niñas, adolescentes y padres de familia, y me di a la tarea de
investigar, preguntar, y verificar, para encontrar una posible respuesta a esta
situación.
Pregunté a muchos padres: Qué esperas de tu
hijo? (qué deseas que haga, que estudie, que se dedique a qué?) La respuesta se
presentaba en todos los padres que respondieron en dos partes: 1: Espero que sea
feliz, que haga lo que quiera, que se dedique a lo que le gusta. PERO… 2. Que
en lo que decida hacer, sea EL MEJOR.
Como prueba seguida, indagué con los niños
y niñas, con adolescentes, y la pregunta fue: Haces algo (deporte, baile,
música, estudio, etc) porque te gusta y lo disfrutas, o porque te lo piden tus
padres?. La respuesta también fue en dos partes: 1: Lo hago por mi, me gusta y
lo disfruto. PERO… Mi papá (mamá, etc.), me insiste en que debo ser el MEJOR.
Para resumirte lo que encontré, la
respuesta de los chicos, muestra que hay presión alta en ser el mejor en todo,
en que sea el estudiante excelente, el deportista estrella que gana medallas,
el músico súper habilidoso, y en muchas ocasiones, cuando esa presión se
presenta, entonces se acaba un poco la “magia” y el encanto de realizar eso,
pues hay necesidad de demostrarle a alguien y de tener aprobación de alguien.
Entonces, me preguntó una mamá: “Es malo pedirle que haga las cosas bien? No
quiero que mi hijo sea un perezoso ni flojo en lo que hace, que se acostumbre a
hacer las cosas muy bien y a esforzarse porque yo se que tiene talento.” Y la
respuesta es NO, no es malo pedirle que haga algo bien, lo que no te recomiendo
es que le pidas que sea EL MEJOR, cuando hay un mejor, también hay un peor, es más, no hay segundo mejor, es
decir, ponemos el tema en el nivel de competencia, de ganarle a otros, de ser
más bueno que todos, y allí es donde se genera estrés en ellos, porque si no
soy el mejor, entonces no voy a agradarle a mi mamá, y si no le agrado a mi
mamá, ella va a sentirse mal o triste o enojada.
Preguntaba también a los padres en mi encuesta:
Le preguntas a tu hijo, qué tanto disfrutaste hoy? Qué tanto serviste? A quién
ayudaste? Y la respuesta fue en casi todos los casos NO.
MI conclusión para no alargar el tema: Tu
hijo puede ser muy bueno en algo, y que rico que disfrute hacerlo y pasarla
bien haciendo eso, sin embargo te invito a que no arruines esa capacidad con la
exigencia de que sea EL MEJOR, es diferente si le pides que HAGA LO MEJOR que
pueda, que haga su MEJOR ESFUERZO y que de la mano con eso, DISFRUTE! SE GOCE! ese
momento. Cuando le hablas de ser el mejor, estás diciéndole indirectamente, que
si no es el mejor, entonces no va a estar bien o que no va a ser bueno para ti,
y eso le afecta porque ellos como niños, desean en todos los casos, tener la
aprobación y el orgullo de sus papás al ver sus logros, que no necesariamente
deben ser por obtener el primer puesto.
Promueve con todo tu amor, que tu hijo sea
la MEJOR VERSIÓN DE SI MISMO!
Con amor,
LUZ NERY CORTÉS G.
Educadora/facilitadora/terapeuta
Coordinadora Liceo Montessori Home&School
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