Inicio esta entrada en mi blog con algo de preocupación y con la intención de ocuparme realmente, tomar acciones, para dejar de pensar en algo y definitivamente influir en que algo diferente pueda pasar.
Si logro que al menos te quedes pensativo, entonces habré alcanzado mi propósito.
Como siempre, te aclaro que esta es mi experiencia, si la tomas espero que te sirva, y sino, también.
El tiempo ha pasado y aquellos niños y niñas que hacia el año 2000 nacieron con una energía índigo y cristal, hoy son adolescentes. Cuando estaba preparando el material audiovisual para el taller que realizaré en agosto sobre las vibraciones índigo, cristal, arcoiris y diamante, recordé varias entrevistas que hacia el año 2003 hice a algunos niños y madres en ese momento.
Recuerdo que entrevisté a uno (jamás lo olvido!), que me preguntó: Si Dios hizo todo, ¿Quién hizo a Dios?, y me pidió que no le contara a su mamá porque podría confundirse la pobrecita! Y es que así de inteligentes son las preguntas de ellos... Ahora él tiene 20 años. Contó con el apoyo de su mamá, quien se interesó en el tema y buscó todas las formas posibles de ayudarlo a mantener la inquietud, las ganas de saber más, las ganas de transformar su mundo. Ella lo escuchaba, conversaba con él como si fuera un sabio encontrando sus respuestas, lo guiaba sin imponer, lo ayudó a encontrar la luz en él mismo. Este chico es hoy un universitario brillante, becado, estudia dos carreras profesionales a la vez, ha visitado sin mucho dinero, más de 10 países haciendo lo que cree que es su misión y se enfoca en ayudar al mundo, a la humanidad. Él lo logró porque tuvo el apoyo más importante, el de su madre que no se rindió y no cedió ante la presión del sistema educativo, de la sociedad, de las religiones, incluso de su propia familia, que le pedían que encajara o que tendría que ponerlo en tratamiento psiquiátrico. Cuando aun algunas veces encuentro a su mamá, en sus palabras, entiendo que ella "se la pilló!"
Y también recuerdo a otra... Absolutamente brillante!!! Aprendió a tocar violín sola! Solo vio a alguien tocando, lo observó y empezó a sacarle música a ese instrumento. Tenía 4 años. Hablar con ella producía una sensación indescriptible, como de grandeza, de asombro. Sus palabras siempre eran claras y muy profundas para su edad. La frase que me dijo y me dejó muda fue: "Si las personas supieran que tienen luz en ellas, no le temerían a la oscuridad, porque sabrían que la luz es más fuerte" Yo la escuché y me sentí como una tonta a su lado, porque supe que yo misma le tenía miedo a la oscuridad! Hoy tiene 17 años... por desgracia, su mamá, su abuela, su tía, su bisabuela, no se la pillaron... Sintieron miedo, mucho miedo que esa pequeña genio que tenían en su casa, llegara a sentirse atraída por la oscuridad, que no encajara y entonces hicieron todo lo necesario para que ella estuviera en lo que ellas consideraban "luz" y dejara de hablar de oscuridad. Colegio religioso y bastante estricto, grupos religiosos, instrucción de miedo al infierno, normas de obediencia y "respeto" a los mayores, seguir las normas porque si y muchas otras cosas más a las que ella intentó (de verdad que lo intentó!!!) adaptarse, pero que no pudo...
Lo difícil no estuvo en sus primeros años, eso fue fácil!, sin embargo luego llegó la adolescencia... en cada conversación debatía, cada vez que oía de Dios, lo ponía en duda, cada vez que escuchaba de pecado, miedo, reaccionaba con agresividad... Ella se cansó de intentar encajar y terminó rebelándose ante todo lo que le significaba autoridad. El paso siguiente casi que podía adivinarse... sustancias psicoactivas, autoagresiones, deserción escolar aunque era buena estudiante. Y la relación con la familia cada vez más difícil... Hoy es madre adolescente, no tomó responsabilidad por su hija y sigue buscando en lugares inadecuados una respuesta al porqué las personas le temen a la oscuridad. La mamá me preguntaba: ¿Qué hago ahora?
Y esa es la pregunta que ronda a los padres de adolescentes, que si con solo ser adolescente ya es algo complejo, entonces imagina cuando el chico o chica siente que es diferente y energéticamente no encaja con la vibración de nuestra sociedad de consumo, donde el ganador es el más fuerte, donde se compite por el tener, por una calificación, donde el primero es el que vale y tu autoestima es fuertemente atacada cada día... Nuestra sociedad no le brinda opciones a nuestros chicos índigo y cristal cuando llegan a su adolescencia! No hay lugar para ellos en la sociedad! Y ellos se desesperan... Papá y mamá preguntan entonces, ¿Qué hago ahora?
Y la respuesta es aún más compleja, pues resulta que los primeros que deben dar el paso somos nosotros, los padres. Tener un hijo índigo o cristal que llega a su adolescencia, es un reto gigante, es una invitación a dejar la idea antigua del poder, a estar en conexión con nuestra esencia, a vivir en coherencia, pues ellos son como aparatos de rayos X, y pueden detectar cualquier anomalía que tu intentes ofrecerle, y sencillamente no se la pasan!
Ejemplos tengo muchos, cada semana me rodeo con 35 adolescentes y es tan cierto lo que dicen... papá no es feliz en lo que hace, mamá no se siente bien consigo misma, lo único que quieren de mi es que sea el mejor, que siga el mismo patrón que la sociedad dice... Y el ser? Generalmente las familias no se enfocan en preguntarle: Y cómo te sentiste hoy en el colegio? Fuiste feliz? Le serviste a alguien? NOOOO, y no es porque seamos malos padres, es porque en muchos casos, la vibración de papá y mamá es diferente.
La buena noticia, y al mismo tiempo tu misión, si deseas aceptarla es elevar tu nivel de vibración con ellos... seguramente ya sabes a qué me refiero, y si eres padre de un índigo o cristal, es porque tienes todas las herramientas para hacerlo, es porque estás listo para elevar tu vibración y dejar atrás el juicio, la búsqueda del tener, del poder, de la apariencia, de no ser feliz a costa de...
Si tu hijo aún no es adolescente, por favor, mira bien lo que estás sembrando en ellos, prepárate para el cambio, alista tus alas para que vueles a su lado, porque eso es lo que ellos necesitan.
Tu adolescente índigo te está pidiendo que lo ames como es, que te acerques y te relaciones desde el amor, que le muestres desde tu experiencia el verdadero significado de la felicidad.
Tu hijo adolescente índigo te está pidiendo a gritos que despiertes!!!
Con amor,
LUZ NERY CORTÉS G.
Coordinadora Liceo Montessori Home&School
Terapeuta/maestra reiki
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