miércoles, 27 de abril de 2016

Papá y mamá en casas diferentes

En la sociedad actual, cada vez es más común, sin importar la circunstancia, los casos en los que papá vive en una casa y mamá en otra. Son pocos en realidad los niños y niñas que tienen la posibilidad de vivir con ambos progenitores en la misma casa. Y no vamos a determinar el por qué, ni si es bueno o malo, sin embargo, vamos a revisar un poco lo que sucede en el interior de los que terminan siendo el jamón del sandwich: los hijos.

Hay dos casos bien diferentes por los que papá y mamá viven en casas diferentes.
El primer caso, es el del niño que nunca ha vivido con papá, por ejemplo. Nació y se educó con mamá. Tal vez ellos nunca quisieron formar una familia. En este caso, el niño no expresa ausencias, pues no extraña lo que no ha tenido, sin embargo, si siente un vacío en él que no puede expresar ni justificar, ya que aunque no vive con papá, es posible y común, que si tenga contacto y una buena relación con este progenitor. También entra en juego lo que llaman "ausencia de rol paterno" que por supuesto es importante y necesario en la vida de todo ser humano, pero que otro hombre en su familia puede ayudar a suplir por lo menos en lo que tiene que ver con el modelo paterno y el rol (no en la sanación de la ausencia paterna!). Si el padre que no convive con el niño está de acuerdo, sugiero que le de todo el amor posible para que comprenda que aunque no conviven sus padres, si es merecedor de todo el amor de ambos. 

El segundo caso es el que claramente conocemos como "divorcio".
Como hijos, sin importar si nuestros padres se separaron o no, logramos comprender la importancia de una familia que viva en armonía para darle seguridad y estabilidad a un niño, y también sabemos que es mejor un divorcio "sano" que una familia "dañina"; sin embargo, para entender el tema como lo viven ellos, los hijos, imaginemos algo...
Tu naces y creces en un país, que tiene sus cosas buenas y no tan buenas, pero es tu país, no tienes necesidad de ir a otro lugar, solo vas si quieres visitar. Un día te notifican que tu país se acaba y ahora los departamentos serán repartidos... Si fuese Colombia, entonces unos serán de Panamá, otros de Ecuador, Brasil, Venezuela y Perú. Esto, por supuesto, te produce cierta incertidumbre, no sabes qué va a pasar y temes que no seas bien recibido, no sabes cómo te vas a sentir, te sentirás como extranjero... ¿Verdad? 
Ahora piensa en un niño... Nace y crece en una familia, su idea de estabilidad, seguridad y amor es tener a papá y mamá juntos, compartiendo diferentes momentos. El paquete va junto, para él, ante todo antes de los 10 años, no es comprensible que amor y convivencia sean dos cosas diferentes, piensa que si hay convivencia es porque sus padres se aman y viceversa... De un momento a otro, esa tranquilidad que le da vivir en una familia, se ve destruida, ya no existe porque si no hay convivencia, entonces no hay amor, ni seguridad, ni nada! Y ahora.. ¿Quién me va a amar? 
Cuando los niños nacen, les decimos y les hacemos sentir que los vamos a amar tooooda la vida, y ellos piensan ( Y es cierto!!!) que el amor es eterno. Pero, en el momento del divorcio, ellos descubren que no es así... es un impacto emocional fuerte además de la idea de ya no tener una familia. 
Vamos a imaginar que se trata de un divorcio armónico, tranquilo, en paz entre los dos padres... y no citaré aquello que tooodos dicen "se separan los esposos mas no los padres", que es cierto, pero aquí nos centraremos en descubrir lo que puede pasar con los niños. 
Primero tendré que contarte, que aunque nunca hay una edad ideal de los hijos para que los padres se divorcien, si hay unas edades pésimas... Entre los 8 y 9 años, es pésimo, pues los niños a esa edad buscan vinculación, necesitan sentirse parte de algo y lo primero de lo que hacen parte es una familia. Es una edad en la que comúnmente aparece la duda ¿Seré adoptado? es parte de su proceso, no es una alarma, es normal, pero si a eso le sumas el divorcio... uuuyyy! pobre chico! La otra edad terrible es alrededor de los 13 años, cuando pasan a la adolescencia y se desarrolla la identidad. Esta edad es poco recomendada porque cualquier adolescente no quiere identificarse con sus padres, pero si además los padres están viviendo un divorcio, entonces él no solo no se identifica, sino que los aborrece y se queda grabado ese momento de ausencia y soledad para todo el resto de su vida. 

Después de eso, tengamos en cuenta: 
1. Como en todo duelo, los niños van a tener momentos de felicidad y otros de enorme tristeza. En algunos momentos quieren estar con sus padres, y en otros no quieren verlos. Deja que pase un poco el tiempo para que descubra que sus padres lo siguen amando y los perdone. No presiones ese momento pero tampoco lo dejes para dentro de 10 años. 
2. Por lo menos el 90% de los hijos que han vivido un divorcio de sus padres, en lo más profundo de su ser, desean y tienen el anhelo de que sus padres vuelvan a estar juntos, aunque haya pasado el tiempo. Ese anhelo se destruye intempestivamente cuando uno de los padres reanuda sus relaciones de pareja... Es un momento muy, muy difícil para ellos y todo el dolor se vuelve a vivir. Ten paciencia, no presiones ni intentes forzar el afecto hacia esa otra persona que no es igual que el amor por mamá o papá. 
3. Ante un divorcio, la vida de la familia cambia, no te niegues a eso y vive y permite que tu hijo viva el periodo de adaptación a cada cambio. Nunca, nunca las cosas siguen igual, tal vez para ti si es igual, pero para ellos no. No pretendas que ellos actúen como si nada hubiera pasado. 
4. Ellos van a llamar la atención de alguna forma, están expresando su dificultad, malestar, vacío, duda, etc. Es posible que lo hagan volviendo a hacer pipí en la cama, diciendo mentiras, con malas calificaciones, peleas con sus compañeros y otros comportamientos que antes no eran frecuentes o que nunca habían presentado. En este caso, por favor, por encima de la molestia, ten paciencia y dale mucho, mucho, mucho amor. Ellos actúan así porque de alguna forma están provocando molestia en ti, están retando tu amor y en el fondo esperan que tu te mantengas amoroso y le ayudes a recuperar esa idea de amor que ellos tenían. Amor no quiere decir permisividad, puedes y debes hacer reflexiones donde siempre finalices diciéndole que lo amas mucho, mucho, mucho. 
5. Que quede claro, no asumas que lo sabe, que quede muy claro que él/ella no ha sido el motivo del divorcio. Ellos, sin importar la edad, pueden comprender lo que ha sucedido si lo explicas con ejemplos o situaciones que ya ha vivido. Permítele saber lo que tu sientes, lo que ambos padres sienten. 
6. Prepáralo para una posible reacción negativa de parte de alguno de sus padres. Explícale en sus palabras que es posible que sus padres tengan comportamientos que no sean agradables para él/ella, y que eso no quiere decir que no lo amen, sino que es un ser humano y tiene momentos difíciles también. 

En conclusión, para ellos significa un cambio de vida y más que nunca necesitan de tu amor, honestidad y compañía. Recuerda que su pequeño mundo de seguridad se ha destruido y necesitan de ti para reconstruirlo. 

Un abrazo, 

LUZ NERY CORTÉS G. 
Coordinadora Liceo Montessori Home&School
Terapeuta 

martes, 19 de abril de 2016

TU HIJO ES RARO! Aunque no lo creas.

La humanidad ha ido cambiando y evolucionando. Muchos adultos actuales pensamos que esta generación de jóvenes, adolescentes y niños está un poco perdida, notamos que no son como éramos nosotros, que sus características son diferentes. Si somos padres, lo notamos, no podemos ocultarlo y entonces llegamos a dudar del futuro que tendrán nuestros hijos, pues teniendo en cuenta que no son iguales a nosotros, creemos que no podrán alcanzar lo que a nosotros nos costó tanto esfuerzo lograr, y aunque no es el término que nos gusta utilizar cuando nos referimos a nuestros hijos, pondré el dedo en la llaga y diré hoy, que muchos padres y madres se sienten extraños pero finalizan diciendo que sus hijos son RAROS!

Yo misma tuve dificultades para admitirlo. Incluso, agradezco a Felipe Mora, quien en un intento por ayudarnos a definir los niños de hoy, me mostró que evidentemente, muchas veces al mirar a mis hijos en su forma de actuar, de hablar, pensar y sentir, se ha atravesado en mi la frase... Mis hijos son raros! (Gracias Felipe! Esta nota va a tu nombre!)
Y no hablo de raro como si se tratara de especial por discapacidad cognitiva o de cualquier otra forma; tampoco hablo de comportamientos que les impidan socializar con otros niños de su edad, hablo de esa rareza que muchos padres hemos notado y que algunas veces preocupa y otras veces hace sonreir, de esas cosas que notamos en ellos que nosotros a su edad no hacíamos, de patrones de comportamiento y pensamiento que no estamos acostumbrados a ver y que nos muestran niños multi- habilidosos, otros con altísima sensibilidad espiritual y emocional, otros nos miran como esculcando en nuestra alma y nuestros pensamientos, y otros simplemente logran educarse y aprender por si mismos como si el adulto con sus pensamientos obsoletos les estorbaran... 
No nos gusta socialmente el término "raro", pero mira estos ejemplos y dime si te gustaría que tu hijo fuera algo así... Bill Gates, Mark Zuckerberg, Steve Jobs, Steven Spielberg, Pelé... todos ellos raros, con una forma de aprender y desarrollar su talento incluso sin necesidad de la escuela. 
Estamos rodeados por ellos! No podemos escapar! Todos los hemos visto, tienen formas diferentes de comer, aprender, socializar, etc., son frágiles emocionalmente hablando, pero fuertes físicamente, Están en todas partes, en todos los estratos sociales y en todos los países... Y están allí, EN TU CASA
Llegan tantos a mi terapia, y cuando les pregunto a ellos, qué quisieras de parte de tu papá/mamá, todos, todos, todos, responden... "Que me entienda un poquito!"
Y ahora que están allí, entonces, ¿Qué vas a hacer?
Lo primero que debo aclararte, es que esto no es jamás un problema! Es un resultado de la evolución, de la nueva energía, de las nuevas necesidades que tiene la humanidad, entonces es como una tabla de salvación, no un obstáculo ni un problema. Él es así porque así necesita ser para poder alcanzar su propósito de vida, para lograr su propósito en el mundo. 
Cuando ya entiendas eso, comprenderás que tu hijo RARO es un regalo para ti, para tu familia, para todos alrededor. 
Luego, entonces podrás comprender que por lo mismo raro que es, no va a adaptarse fácilmente a ambientes tradicionales en la escuela, no va a tener los mismos pensamientos de obediencia que hace 20 o 30 años si podían aplicar, Tampoco va a ser el niño obediente y sumiso que responde "Señora?" cuando lo llaman, no va a conformarse con un "no se puede", y siempre buscará satisfacer su curiosidad. No esperes que se adapten a un colegio aunque sea el mejor, busca que el colegio se adapte a ellos. Son capaces de aprender por si mismos (en serio!) y por eso mismo ya muchos utilizan el Home schooling (educación en casa) en lugar de ir al colegio, pueden aprender lo que quieren, pero jamás lo que les obligan, les encantará lo que signifiquen retos, desafíos y movimiento, pero nunca la memorización,...Les interesa el cosmos, las galaxias, los extraterrestres, saber quién es Dios y quién lo ha visto... Y por favor, tu... papá, mamá, con todo el amor del mundo...
RESPETALO,
ACOMPÁÑALO, 
TRADUCE Y ENTIENDE SUS NECESIDADES, 
ÁMALO

Y ahora, dime, ¿tienes un hijo RARO?

Un abrazo, 

LUZ NERY CORTÉS G. 
Coordinadora Liceo Montessori Home & School

miércoles, 13 de abril de 2016

MAMÁS MIEDOSAS.

Una de las frases más impactantes que tuve en mi proceso de aprendizaje como facilitadora de crecimiento personal, fue "EL MIEDO NO EVITA, INVITA!", y agradezco a mi maestra Yadira Posso por transmitirme esta enseñanza que cada día me sirve en cantidades alarmantes. 
Veo en terapia, en talleres, en el liceo, en la obra social que desarrollamos con la fundación Líderes Constructores de Paz, en todas partes, madres que en su deseo de hacer una buena labor con sus hijos, se dejan dominar por el MIEDO, logrando que la crianza de sus hijos sea difícil, casi una tortura para ambos y que apenas puedan tener una relación medianamente armoniosa. 

Personalmente considero que hasta cierto punto, es normal, natural y sano que como madres tengamos miedo de no hacer bien la tarea con nuestros hijos, más si tenemos en cuenta que como adultos estamos llenos de heridas y bloqueos que han sido originados en nuestra infancia y que ahora nos limitan en diferentes áreas de nuestra vida, sin embargo, hay diferencias marcadas entre esta emoción que hace parte del ser humano y dejarnos invadir y actuar desde el miedo. 
Lo más interesante es que las madres que actúan desde el miedo, generalmente no son conscientes de ello, sino que piensan que es normal porque desean cuidar y proteger a sus pequeños, incluso piensan que si no lo hacen serían malas madres. Ellas (en su absoluto amor!) les dicen a sus hijos "mi bebe", aunque tengan 9 años, "mi niño" aunque tenga 18, lleva siempre medicamentos, y ropa para frío para ponerle a su hijo aunque el calor azote. Temen que sus hijos se lastimen en el brinca brinca, que se caigan si corren, que se enfermen si comen dulce, que se insolen si toman el sol, etc... Sus palabras favoritas son "No hagas", "Ten cuidado", "espérame yo lo hago". Y lo que curiosamente sucede, es que generalmente sus hijos son quienes más sufren accidentes o en el caso contrario, quienes crecen frustrados por no haber podido experimentar diferentes cosas que sus amigos si pudieron hacer. 
Por otro lado, sus hijos, en la infancia, son por lo general niños temerosos, inseguros, que sienten que todo y todos pueden hacerles daño... 
Las mamitas miedosas, son las sobreprotectoras que quieren evitar a toda costa el sufrimiento de sus hijos, pensando que así van a ser felices... Por supuesto, el resultado es que luego estos chicos y chicas son los intocables y los delicados, ellos mismos se sienten extraños y lo van a cobrar a ellas mismas cuando crezcan porque necesitan la posibilidad de vivir sus propias experiencias para aprender en su cabeza, pues como dicen las abuelas "nadie aprende en cabeza ajena". 
Teniendo en cuenta la premisa de que "el miedo no evita, invita", pensemos en las veces que estamos invitando el miedo, llamando al peligro, a la enfermedad, a los accidentes a la vida de nuestros niños y niñas con la excusa de protegerlos; reflexionemos sobre el poder y la energía que tiene la palabra de mamá en la vida de sus hijos, los antepasados decían que la maldición de una madre era súper fuerte! entonces así mismo el llamado del miedo lo es!!! 
Al final, todas las madres miedosas argumentan que lo hacen por su propio bien, sin embargo se trata de lograr un punto de equilibrio que les permita vivir este momento de su vida al tiempo que se cuidan. Recuerda que la emoción opuesta al miedo es el amor, así que es importante y necesario que pienses si deseas educar a tu hijo desde el miedo o desde el amor, porque desde los dos puntos difícilmente podrás hacerlo. 

Claves para manejar el miedo: 
1. Cree en ti! Comprende que tienes todas las capacidades para ser una excelente mamá, pues de lo contrario no serías mamá!. Tu estás lista, y la gran tarea ahora es guiar a ese ser maravilloso a una vida llena de amor. 
2. Confía en ti y en tu hijo! Imagina que siembras una semilla, tu la riegas, la cuidas, le pones abono y confías! no estás cada día sacando la semilla para ver cómo va. Confiar es un acto de amor. 
3. Dale a tu hijo la información necesaria para que él mismo pueda cuidarse. Sin exceder, sin llenarlo de temor sino de confianza en si mismo. Seguro que tu no quieres que tu hijo sea inseguro ni temeroso, así que observarás el lenguaje y las emociones que le transmites. 
4. Conversa con tu hijo sobre los aprendizajes que tiene. De esta forma podrá darle validez a sus experiencias y aprenderá mejor. 
5. Revisa tus emociones, tus experiencias, tus heridas de infancia aún sin sanar, tu necesidad de controlar. Si tu sanas tu vida, la vida de tus hijos será mucho más libre, feliz y amorosa. 
6. Mantente atenta a la culpa! Si por algún motivo algo les sucede, no te culpes! La culpa es manipulación y auto-tortura, no te sirve de nada si no aprendes y corriges. 
7. Disfruta este momento presente en alegría, tus hijos van a crecer rápidamente y luego no podrás devolver el tiempo para volver a vivir lo mismo. Disfruta este momento!
8. Permítete aprender también de tus hijos, ellos son grandes maestros en cuerpos pequeños. Toma el tiempo necesario para escucharlos, observarlos, amarlos y aprender grandes lecciones de vida que te sorprenderán. 
Finalmente, recuerda que mientras vives en el miedo, te pierdes de vivir en el presente, pues el miedo es pasado y futuro, mientras que el amor es presente, es ahora, es disfrute, es alegría. No invites más a quien no quieres que entre y se quede en tu casa, invita al amor en cada paso, a cada instante, porque ser mamá es un acto ante todo de AMOR!

Un abrazo,

LUZ NERY CORTÉS G. 
Coordinadora Liceo Montessori Home&School
Terapeuta/Maestra reiki 

miércoles, 6 de abril de 2016

SE VOLVIÓ MENTIROSO!

"Mi hijo se ha vuelto mentiroso!", es la queja de muchos padres cuando sus pequeños e inocentes niños empiezan a crecer. Parece que algo extraño sucede en ellos y de repente, sin motivo alguno, se desatan en mentiras, a veces con intención de cubrirse en algo, pero otras más sin ninguna intención y sin saber cuál es el propósito. 

Hoy, nuevamente te recalco que esta es mi experiencia, que es de varios años y con muchos niños de diferentes edades y estratos sociales. Te invito a que lo pruebes, y chévere si te animas a compartir lo que a ti te ha funcionado para que sigamos enriquecièndonos con las aventuras de ser padres. 
Hay un tipo de mentiras que en realidad no lo son, pues se generan por la edad y la etapa fantasiosa de los niños, entre los 3 y 4 años de edad, ellos solo dicen lo que se les ocurre y su mente está tan absorta en la fantasía y la imaginación, que se confunden, así como cuando te dicen que mañana fueron al parque, solo es una confusión. Esto llega y de la misma forma se va, pues la etapa va pasando y luego ya son más reales sus comentarios. Son mentiritas sin intención. 
Las otras mentiras tienen intención de ocultar la verdad, con el fin de evitar algo que puede variar en cada situación. En una de ellas, que es la más constante, quiere evitar el enojo, la furia y todas las emociones que se derivan de allí. El niño quiere evitar que sus padres se molesten, lo regañen, lo sancionen, etc. así que a toda costa evitan que se enteren de la verdad y ahí aparece la señora mentira... Pero allí hay una raíz más profunda, que es el MIEDO!
Para nosotros como adultos, hay situaciones totalmente comprensibles, pero para los niños no! Tu hijo pequeño (hasta los 9 o 10 años incluso) puede pensar que si él se "porta mal" muchas veces, papá y mamá pueden enojarse a tal punto de querer abandonarlo, lo cual sería terrible para él, entonces la solución es decir una mentira para que no se enojen conmigo. Y casi que puedo leer el pensamiento de muchos padres que dirán "Y por qué no mejor se porta bien?", pues ellos no entienden qué significa eso de portarse bien, creeme, y no tienen la intención de molestarte ni hacerte sentir mal. Los primeros en arrepentirse de eso son ellos. 
Otros tipos de mentiras tienen que ver con el ejemplo... ellos son supremamente buenos para detectar las mentiras que dicen papá y mamá, y no solo se trata de mentiras directas, sino también de promesas falsas ante las que te justificas. En esos casos, la mentira es producto del ejemplo. 

Si tu hijo dice mentiras, te invito a que primero que todo te preguntes: ¿Qué puede ser lo que él/ella, teme que suceda si me dice la verdad? y empieza a explorar por ese lado. 
Por otro lado, hay mentiras de llamar la atención, que en realidad lo que muestran es la confusión de ellos, porque de nuevo, para ellos hay situaciones que no son sencillas. Si papá y mamá se están separando(y qué tal si me abandonan a mi?), si debo ir a un colegio que no me gusta (si se burlan de mi, si no aprendo?), si tengo que aprender la tarea que no logro entender (si papá y mamá piensan que soy bruto o no soy bueno para ser hijo de ellos, si les fallo?), si papá y mamá no tienen tiempo para mi (si no me quieren?), si no tengo amigos (si piensan que soy extraño?)... no son capaces de decir lo que realmente les sucede (tienen miedo!), sino que buscan formas de justificarse para no tener una consecuencia peor. 
Y entonces... ¿QUÉ HAGO???

1. Amorosamente hazle entender que sabes que eso no es cierto. No le rotules diciéndole "eres mentiroso", separa el comportamiento de su esencia. Si es posible, no uses la palabra "mentira", ellos saben que no es buena palabra. 
2. Suaviza un poco las normas, en lo posible. Que sientan menos temor de no cumplir y a ser castigados. 
3. No le mientas tu! No hagas promesas que no vas a cumplir, y si las haces, entonces haz todo lo posible por cumplir. 
4. Dale la oportunidad de que se explique. Pídele con calma que te cuente lo que ha sucedido. Que sienta que lo puedes entender. 
5. Si te pregunta algo que no sabes, con toda honestidad responde: NO LO SE! papá y mamá no lo saben todo! así que es normal, natural y humilde, que respondan que no saben algo. 
6. Reconoce tus errores y recuérdale tu ejemplo cuando tengas experiencias de mentiras de su parte. 
7. Haz un pacto con él/ella de hablar con la verdad por encima de todo. 
8. Repítele, hazle sentir, demuéstrale, dile todos los días con claridad: TE AMO Y TE ACEPTO COMO ERES! Un niño que siente que por encima de todo sus padres lo aman y lo aceptan, es un niño con alta autoestima y no sentirá necesidad de ocultar nada. 
Y recuerda que detrás de toda mentira, hay algo más. Intenta descubrir eso que está oculto, que será más fácil de abordar que solo el hecho de no decir la verdad. 

Con amor, 

LUZ NERY CORTÉS G. 
Coordinadora Liceo Montessori Home&School 
Terapeuta floral/maestra reiki.