En la sociedad actual, cada vez es más común, sin importar la circunstancia, los casos en los que papá vive en una casa y mamá en otra. Son pocos en realidad los niños y niñas que tienen la posibilidad de vivir con ambos progenitores en la misma casa. Y no vamos a determinar el por qué, ni si es bueno o malo, sin embargo, vamos a revisar un poco lo que sucede en el interior de los que terminan siendo el jamón del sandwich: los hijos.
Hay dos casos bien diferentes por los que papá y mamá viven en casas diferentes.
El primer caso, es el del niño que nunca ha vivido con papá, por ejemplo. Nació y se educó con mamá. Tal vez ellos nunca quisieron formar una familia. En este caso, el niño no expresa ausencias, pues no extraña lo que no ha tenido, sin embargo, si siente un vacío en él que no puede expresar ni justificar, ya que aunque no vive con papá, es posible y común, que si tenga contacto y una buena relación con este progenitor. También entra en juego lo que llaman "ausencia de rol paterno" que por supuesto es importante y necesario en la vida de todo ser humano, pero que otro hombre en su familia puede ayudar a suplir por lo menos en lo que tiene que ver con el modelo paterno y el rol (no en la sanación de la ausencia paterna!). Si el padre que no convive con el niño está de acuerdo, sugiero que le de todo el amor posible para que comprenda que aunque no conviven sus padres, si es merecedor de todo el amor de ambos.
El segundo caso es el que claramente conocemos como "divorcio".
Como hijos, sin importar si nuestros padres se separaron o no, logramos comprender la importancia de una familia que viva en armonía para darle seguridad y estabilidad a un niño, y también sabemos que es mejor un divorcio "sano" que una familia "dañina"; sin embargo, para entender el tema como lo viven ellos, los hijos, imaginemos algo...
Tu naces y creces en un país, que tiene sus cosas buenas y no tan buenas, pero es tu país, no tienes necesidad de ir a otro lugar, solo vas si quieres visitar. Un día te notifican que tu país se acaba y ahora los departamentos serán repartidos... Si fuese Colombia, entonces unos serán de Panamá, otros de Ecuador, Brasil, Venezuela y Perú. Esto, por supuesto, te produce cierta incertidumbre, no sabes qué va a pasar y temes que no seas bien recibido, no sabes cómo te vas a sentir, te sentirás como extranjero... ¿Verdad?
Ahora piensa en un niño... Nace y crece en una familia, su idea de estabilidad, seguridad y amor es tener a papá y mamá juntos, compartiendo diferentes momentos. El paquete va junto, para él, ante todo antes de los 10 años, no es comprensible que amor y convivencia sean dos cosas diferentes, piensa que si hay convivencia es porque sus padres se aman y viceversa... De un momento a otro, esa tranquilidad que le da vivir en una familia, se ve destruida, ya no existe porque si no hay convivencia, entonces no hay amor, ni seguridad, ni nada! Y ahora.. ¿Quién me va a amar?
Cuando los niños nacen, les decimos y les hacemos sentir que los vamos a amar tooooda la vida, y ellos piensan ( Y es cierto!!!) que el amor es eterno. Pero, en el momento del divorcio, ellos descubren que no es así... es un impacto emocional fuerte además de la idea de ya no tener una familia.
Vamos a imaginar que se trata de un divorcio armónico, tranquilo, en paz entre los dos padres... y no citaré aquello que tooodos dicen "se separan los esposos mas no los padres", que es cierto, pero aquí nos centraremos en descubrir lo que puede pasar con los niños.
Primero tendré que contarte, que aunque nunca hay una edad ideal de los hijos para que los padres se divorcien, si hay unas edades pésimas... Entre los 8 y 9 años, es pésimo, pues los niños a esa edad buscan vinculación, necesitan sentirse parte de algo y lo primero de lo que hacen parte es una familia. Es una edad en la que comúnmente aparece la duda ¿Seré adoptado? es parte de su proceso, no es una alarma, es normal, pero si a eso le sumas el divorcio... uuuyyy! pobre chico! La otra edad terrible es alrededor de los 13 años, cuando pasan a la adolescencia y se desarrolla la identidad. Esta edad es poco recomendada porque cualquier adolescente no quiere identificarse con sus padres, pero si además los padres están viviendo un divorcio, entonces él no solo no se identifica, sino que los aborrece y se queda grabado ese momento de ausencia y soledad para todo el resto de su vida.
Después de eso, tengamos en cuenta:
1. Como en todo duelo, los niños van a tener momentos de felicidad y otros de enorme tristeza. En algunos momentos quieren estar con sus padres, y en otros no quieren verlos. Deja que pase un poco el tiempo para que descubra que sus padres lo siguen amando y los perdone. No presiones ese momento pero tampoco lo dejes para dentro de 10 años.
2. Por lo menos el 90% de los hijos que han vivido un divorcio de sus padres, en lo más profundo de su ser, desean y tienen el anhelo de que sus padres vuelvan a estar juntos, aunque haya pasado el tiempo. Ese anhelo se destruye intempestivamente cuando uno de los padres reanuda sus relaciones de pareja... Es un momento muy, muy difícil para ellos y todo el dolor se vuelve a vivir. Ten paciencia, no presiones ni intentes forzar el afecto hacia esa otra persona que no es igual que el amor por mamá o papá.
3. Ante un divorcio, la vida de la familia cambia, no te niegues a eso y vive y permite que tu hijo viva el periodo de adaptación a cada cambio. Nunca, nunca las cosas siguen igual, tal vez para ti si es igual, pero para ellos no. No pretendas que ellos actúen como si nada hubiera pasado.
4. Ellos van a llamar la atención de alguna forma, están expresando su dificultad, malestar, vacío, duda, etc. Es posible que lo hagan volviendo a hacer pipí en la cama, diciendo mentiras, con malas calificaciones, peleas con sus compañeros y otros comportamientos que antes no eran frecuentes o que nunca habían presentado. En este caso, por favor, por encima de la molestia, ten paciencia y dale mucho, mucho, mucho amor. Ellos actúan así porque de alguna forma están provocando molestia en ti, están retando tu amor y en el fondo esperan que tu te mantengas amoroso y le ayudes a recuperar esa idea de amor que ellos tenían. Amor no quiere decir permisividad, puedes y debes hacer reflexiones donde siempre finalices diciéndole que lo amas mucho, mucho, mucho.
5. Que quede claro, no asumas que lo sabe, que quede muy claro que él/ella no ha sido el motivo del divorcio. Ellos, sin importar la edad, pueden comprender lo que ha sucedido si lo explicas con ejemplos o situaciones que ya ha vivido. Permítele saber lo que tu sientes, lo que ambos padres sienten.
6. Prepáralo para una posible reacción negativa de parte de alguno de sus padres. Explícale en sus palabras que es posible que sus padres tengan comportamientos que no sean agradables para él/ella, y que eso no quiere decir que no lo amen, sino que es un ser humano y tiene momentos difíciles también.
En conclusión, para ellos significa un cambio de vida y más que nunca necesitan de tu amor, honestidad y compañía. Recuerda que su pequeño mundo de seguridad se ha destruido y necesitan de ti para reconstruirlo.
Un abrazo,
LUZ NERY CORTÉS G.
Coordinadora Liceo Montessori Home&School
Terapeuta
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