miércoles, 13 de abril de 2016

MAMÁS MIEDOSAS.

Una de las frases más impactantes que tuve en mi proceso de aprendizaje como facilitadora de crecimiento personal, fue "EL MIEDO NO EVITA, INVITA!", y agradezco a mi maestra Yadira Posso por transmitirme esta enseñanza que cada día me sirve en cantidades alarmantes. 
Veo en terapia, en talleres, en el liceo, en la obra social que desarrollamos con la fundación Líderes Constructores de Paz, en todas partes, madres que en su deseo de hacer una buena labor con sus hijos, se dejan dominar por el MIEDO, logrando que la crianza de sus hijos sea difícil, casi una tortura para ambos y que apenas puedan tener una relación medianamente armoniosa. 

Personalmente considero que hasta cierto punto, es normal, natural y sano que como madres tengamos miedo de no hacer bien la tarea con nuestros hijos, más si tenemos en cuenta que como adultos estamos llenos de heridas y bloqueos que han sido originados en nuestra infancia y que ahora nos limitan en diferentes áreas de nuestra vida, sin embargo, hay diferencias marcadas entre esta emoción que hace parte del ser humano y dejarnos invadir y actuar desde el miedo. 
Lo más interesante es que las madres que actúan desde el miedo, generalmente no son conscientes de ello, sino que piensan que es normal porque desean cuidar y proteger a sus pequeños, incluso piensan que si no lo hacen serían malas madres. Ellas (en su absoluto amor!) les dicen a sus hijos "mi bebe", aunque tengan 9 años, "mi niño" aunque tenga 18, lleva siempre medicamentos, y ropa para frío para ponerle a su hijo aunque el calor azote. Temen que sus hijos se lastimen en el brinca brinca, que se caigan si corren, que se enfermen si comen dulce, que se insolen si toman el sol, etc... Sus palabras favoritas son "No hagas", "Ten cuidado", "espérame yo lo hago". Y lo que curiosamente sucede, es que generalmente sus hijos son quienes más sufren accidentes o en el caso contrario, quienes crecen frustrados por no haber podido experimentar diferentes cosas que sus amigos si pudieron hacer. 
Por otro lado, sus hijos, en la infancia, son por lo general niños temerosos, inseguros, que sienten que todo y todos pueden hacerles daño... 
Las mamitas miedosas, son las sobreprotectoras que quieren evitar a toda costa el sufrimiento de sus hijos, pensando que así van a ser felices... Por supuesto, el resultado es que luego estos chicos y chicas son los intocables y los delicados, ellos mismos se sienten extraños y lo van a cobrar a ellas mismas cuando crezcan porque necesitan la posibilidad de vivir sus propias experiencias para aprender en su cabeza, pues como dicen las abuelas "nadie aprende en cabeza ajena". 
Teniendo en cuenta la premisa de que "el miedo no evita, invita", pensemos en las veces que estamos invitando el miedo, llamando al peligro, a la enfermedad, a los accidentes a la vida de nuestros niños y niñas con la excusa de protegerlos; reflexionemos sobre el poder y la energía que tiene la palabra de mamá en la vida de sus hijos, los antepasados decían que la maldición de una madre era súper fuerte! entonces así mismo el llamado del miedo lo es!!! 
Al final, todas las madres miedosas argumentan que lo hacen por su propio bien, sin embargo se trata de lograr un punto de equilibrio que les permita vivir este momento de su vida al tiempo que se cuidan. Recuerda que la emoción opuesta al miedo es el amor, así que es importante y necesario que pienses si deseas educar a tu hijo desde el miedo o desde el amor, porque desde los dos puntos difícilmente podrás hacerlo. 

Claves para manejar el miedo: 
1. Cree en ti! Comprende que tienes todas las capacidades para ser una excelente mamá, pues de lo contrario no serías mamá!. Tu estás lista, y la gran tarea ahora es guiar a ese ser maravilloso a una vida llena de amor. 
2. Confía en ti y en tu hijo! Imagina que siembras una semilla, tu la riegas, la cuidas, le pones abono y confías! no estás cada día sacando la semilla para ver cómo va. Confiar es un acto de amor. 
3. Dale a tu hijo la información necesaria para que él mismo pueda cuidarse. Sin exceder, sin llenarlo de temor sino de confianza en si mismo. Seguro que tu no quieres que tu hijo sea inseguro ni temeroso, así que observarás el lenguaje y las emociones que le transmites. 
4. Conversa con tu hijo sobre los aprendizajes que tiene. De esta forma podrá darle validez a sus experiencias y aprenderá mejor. 
5. Revisa tus emociones, tus experiencias, tus heridas de infancia aún sin sanar, tu necesidad de controlar. Si tu sanas tu vida, la vida de tus hijos será mucho más libre, feliz y amorosa. 
6. Mantente atenta a la culpa! Si por algún motivo algo les sucede, no te culpes! La culpa es manipulación y auto-tortura, no te sirve de nada si no aprendes y corriges. 
7. Disfruta este momento presente en alegría, tus hijos van a crecer rápidamente y luego no podrás devolver el tiempo para volver a vivir lo mismo. Disfruta este momento!
8. Permítete aprender también de tus hijos, ellos son grandes maestros en cuerpos pequeños. Toma el tiempo necesario para escucharlos, observarlos, amarlos y aprender grandes lecciones de vida que te sorprenderán. 
Finalmente, recuerda que mientras vives en el miedo, te pierdes de vivir en el presente, pues el miedo es pasado y futuro, mientras que el amor es presente, es ahora, es disfrute, es alegría. No invites más a quien no quieres que entre y se quede en tu casa, invita al amor en cada paso, a cada instante, porque ser mamá es un acto ante todo de AMOR!

Un abrazo,

LUZ NERY CORTÉS G. 
Coordinadora Liceo Montessori Home&School
Terapeuta/Maestra reiki 

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